Anoche, de madrugada, hubo una gran tormenta, los truenos parecian cañones, y el agua golpeaba como si fuese arena los cristales. Se veía venir, incluso habían caído unas gotas a media tarde pero olian bien y a nadie le importó despues de aguantar tanto calor y tener las primeras marcas en la piel por el sol. Anoche despertó a bastante gente, pero no a todo el mundo, algunos ya estaban despiertos, como las madres que atienden a los niños que son pequeños. Aunque hubo mucha gente que se enteró, no parece suficente. A los que si que sintieron esa fuerza les parece increible que los demás siguieran durmiendo tan campantes.

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